Una imagen, a veces, puede valer más que mil palabras, pero en algunas ocasiones ocurre lo contrario y son las palabras las que exprimen la imagen para rescatar de su hierática quietud un pequeño detalle escondido o una fantasía que la redime del mero retrato de lo cotidiano.
Mutantes
Me mataba la curiosidad, lo confieso, pero no pude reunir el valor suficiente para acercarme a ver qué clase de criatura podía estar dormitando en el interior del cochecito rojo.