Al aire libre

Es lo que tiene comer al aire libre, que siempre hay alguna mosca obstinada en sumarse al festín al tiempo que se burla de tu inútil manoteo defensivo. Esta avispa, en cambio, tuvo la cortesía de no iniciar su incursión de reconocimiento hasta que dimos buena cuenta del arroz. Y ahí estuvo dándole vueltas a los pocos granos que sobraron y libando el jugo residual de las almejas. Mientras hacía la foto, cuidando de no hacer ningún movimiento brusco que pudiera molestarla, pensé en cómo cambian las relaciones entre las especies cuando vas por ahí con una hipodérmica cargada de veneno en el culo.

Yerbabuena

Además de su sagrada tarea de aromatizar nuestros reconfortantes pucheros invernales y de la otra, más frívola y veraniega, de mezclarse con el ron de los mojitos en la playa, la humilde yerbabuena, si la dejamos crecer a su albedrío, nos sorprenderá en agosto con esta magnífica y delicada inflorescencia.

Pata de elefante

Como si de un enorme elefante se tratara, esta palmera ha plantado su enorme pata sobre el elegante diseño del jardinero. O quizá ha sido el jardinero el que ha ignorado la paquidérmica columna en su geométrica distribución del patio. Quién sabe.

Ficus mutante

Los árboles, esos grandullones amables y benevolentes que contemplan desde su majestuosa altura nuestra bulliciosa vida a ras de tierra, se mueven y hacen cosas en las que casi nadie repara. Este enorme ficus, por ejemplo, ha desarrollado un pequeño brazo, como de niño, para rascarse la corteza o quizá por el simple gusto de emular a los humanos.

Diversidad

Al principio las tiendas del barrio no sabían muy bien qué era eso de la diversificación. Pero ya lo están entendiendo.

Pagoda

Vilareal de Santo Antonio (Portugal)
Ese encanto casi japonés de algunos tejados portugueses.

Pedregal

Basta un poco de agua para que esta primavera anticipada estalle aún en el más humilde pedregal.

Semejanzas

Nerja (Málaga)
Dos palmeras: una de dátiles y otra de “guiris”.

Turismo

Frigiliana (Málaga)
Adormilado y un poco molesto, como si el Ayuntamiento de este bonito pueblo malagueño también le hubiera obligado a dejarse fotografiar por los turistas.

Mosaico

Plaza de España (Roma)
Buscando a wAli.

Buscando la luz

Ninguna puerta puede frenar ese instinto incontenible que busca desesperadamente la luz.

Pamplina

Puerto de Mazagón
Una auténtica rareza: un grafitero lector de novela rosa.

Terquedad

Mazagón
Los hay cabezones (ni contigo ni sin ti).

Sucio esplendor

Hasta el rincón más sucio puede ofrecer una grieta donde albergar la vida y hasta tener su momento de esplendor.

Descuadre

Aroche (Huelva)
Hay algo que no cuadra en las proporciones de esta casa. Una de dos: o se quedaron sin presupuesto para las paredes y echaron el tejado antes de tiempo, o ahí vive gente muy bajita.
Sea cual sea la explicación y además de ella, el herrero del pueblo parece que es también un poco exagerado.

Patio compartido

Pomarão (Portugal)
Humilde y encantadora aldea portuguesa sobre una ladera del Guadiana.
Las casas son muy pequeñas y no tienen ni siquiera patio. En lugar de eso han conformado una especie de patio comunitario delante de sus casas: un emparrado comunal donde en verano cada parra ofrece, generosa, su dulce uva y el fresco consuelo de su sombra.

De escalada

Castillo de Montjuic (Barcelona)
Es sorprendente la capacidad que tienen las higueras para brotar en los lugares más inverosímiles e inhóspitos. Cuesta entender hasta dónde habrá tenido que enviar sus incansables raíces este ejemplar hasta encontrar el agua necesaria para su sustento.

Labores

Almonaster
Se empieza impartiendo un inocente curso de iniciación al croché para las venerables ancianitas de la localidad. Después, cuando le cogen el tranquillo y la producción se desborda, ya no hay manera de evitar desastres como este.

Despeinado

Trastévere (Roma)
No sé exactamente qué me atrajo de esta fachada. A primera vista parece una parada eventual de grafiteros. Después la miras mejor y notas que hay una cierta estética del desarreglo, una cuidada aunque en cierto modo camuflada decoración, como si fuera el taller de algún artista despeinado y underground.

Agua y luz

Hay momentos en que el agua del mar y la arena parecen fundirse en una sola sustancia refulgente y cristalina, una incandescencia fugaz, plateada y rumorosa, como una lava fría y espumosa retorciéndose en un remolino de espejos.

Belleza

El Raval, Barcelona
A veces la belleza, el equilibrio, surgen en el escenario más oscuro o en el menos propicio. En esta vetusta fachada, la minuciosa ordenación de la coloreada ropa tendida redime y vivifica la tosquedad grisácea del balcón, como haría una fila de alegres libros alineados en una vieja estantería oscurecida por el tiempo.

Red mortal

Hay que tener suerte y mirar donde casi nunca miramos para distinguir a esta araña entre los matorrales que bordean el camino. Su objetivo es pasar desapercibida y lo consigue a la perfección permaneciendo inmóvil en el centro de su casi invisible tela. Ya en casa, amplías la foto y admiras la delicadeza de esos ocho pies afianzados con increíble precisión a los finísimos hilos de seda. Después reparas en esa extraña figura del abdomen: una especie de tótem, como una calavera de búfalo, sosteniendo un pequeño sol anaranjado entre sus cuernos.

De puntillas

Sé que esto va en contra (una vez más) del principio de inmovilidad de los árboles, pero juro que esta encina se movía. Muy lentamente, eso sí, como si tuviera que planear meticulosamente cada pequeño paso, pero se movía. Cuando regresamos por el mismo camino, después de varias horas, ya no estaba allí.

Tormenta

Tormenta sobre Huelva (Foto cedida)
Esa noche la tormenta fue apoteósica. En su momento álgido parecía que se estaba derrumbando el universo entero sobre la ciudad. Fue una tronada sobrecogedora, rotunda, bíblica, como si el dios iracundo de los cristianos se hubiera enfadado de veras y estuviera buscando a Rouco Varela para llevárselo a lo más hondo de la noche.

Soledad

Qué despacio se anda cuando no se tiene a dónde ir, cuando nadie te espera, cuando todo lo que tienes cabe en una pequeña mochila.













Qué triste debe ser esa primera vez que te paras junto a un contenedor de basura y miras a tu alrededor, indeciso y desesperado, avergonzado de tener que buscar ahí dentro algún mendrugo que llevarte a la boca.


Envidias

El florido kalanchoe, ávido de sol, dirige todo su esplendor hacia la ventana y envidia al sedum que hay sobre el alféizar, al otro lado del cristal, porque este disfruta de un mar de luz. A su vez, el sedum del exterior envidia la situación protegida del kalanchoe que lo resguarda del viento y las heladas. No hay quien los entienda.


Capricho

Vejer
—Por favor, Alicia, no insistas, no podemos llevarnos un barril a casa.

Penélope

Plaza de Santa María, Trastévere, Roma
























Había algo evocador e intemporal en esta imagen. La ventana altísima y abierta de par en par, el augurio de una estancia antigua y llena de recuerdos en la penumbra interior. Una Penélope romana asomada a su ventana, distraída pero distante del bullicio que colorea el animado Trastévere en el atardecer. El farol ya encendido, para que Ulises sepa dónde está su hogar cuando regrese.

Hice esta primera foto en Septiembre. Dos meses después, a primeros de Noviembre, mi hijo viajó también a Roma con unos amigos y, sin haber visto nunca esta foto ni saber de ella, hizo él mismo esa segunda foto casi idéntica de la misma mujer asomada a la misma ventana.
En esta segunda foto la mujer aparece vestida de negro, como si estuviera de luto. ¿Habría muerto el Ulises de nuestra Penélope?



Idilio galáctico

¿Un amor inconfesable?. A saber qué estarán haciendo Darth Vader y la princesa Leia en esa siniestra pensión del último planeta de la galaxia.

Casa vieja

Albaicín, Granada
En todas las ciudades acabas encontrando alguna vieja casa que ha escapado milagrosamente de la especulación y la excavadora, y en la que parece haberse detenido el tiempo, como un pedazo de pasado perdido en el presente. Anacrónica y al borde del derrumbe pero digna todavía, sosteniéndose  a duras penas en medio de una ciudad renovada que ya no reconoce, la casa guarda en su interior, sin esperanza, unos muebles carcomidos que nadie reclama y una penumbra cenicienta poblada de recuerdos, de voces olvidadas y de ausencias. 


Gotas en la ventana

(Ampliar foto para ver detalle)
La última lluvia de este día desapacible ha dejado mi ventana perlada de gotas que se obstinan en perdurar, asidas no sé cómo a la pulida verticalidad del cristal, formando un efímero empedrado de diminutos guijarros transparentes. Como si todas hubieran querido huir de la redondez habitual y esperable de las gotas de agua, cada una se ha estirado o encogido a su capricho para guardar en la translúcida barriga una imagen deformada y distinta del edificio de enfrente.

Liliput

Casi nunca nos detenemos a observar lo diminuto. Pero cuando lo hacemos es como si encogiéramos por un instante y accediéramos a un mundo inexplorado y sorprendente que late debajo del nuestro, como si atravesáramos al otro lado de la lupa que nuestra mano sostiene y nos integráramos en esa especie de burbuja habitada por los seres pequeños: texturas asombrosas, complejísimos insectos y minúsculas flores de exquisita delicadeza.

Guardianes de la playa

Playa de San José (Almería)
¿Enormes avestruces guardando la playa o máquinas galácticas de guerra camufladas?

Dibujos del agua



La bajamar ha dejado la arena lisa y uniforme como un lienzo humedecido. Después, a medida que el sol va calentando la playa, el agua que empapa la suave pendiente de arena comienza a fluir muy lentamente, formando diminutos manantiales que buscan de nuevo el mar ahora replegado, labrando con sabia delicadeza esas volutas sinuosas que representarán por unas horas, hasta que suba la marea, las algas de un paisaje submarino o las llamaradas de un incendio fosilizado y monocromo.

Oasis en la playa

(Acceso playa de Mazagón)

Todas las hierbas de los alrededores se han acercado a ver el extraño artilugio donde la gente se lava los pies al regreso de la playa. Y se han quedado ahí, entre estupefactas e indecisas, mirando con envidia el agua derrochada, como esperando la ocasión para meterse también debajo del chorro refrescante y caprichoso.

Barco fondeado

(Isla de Procida)
No hay un solo detalle de abandono en este barco fondeado. Su patrón es sin duda un hombre ordenado y meticuloso. Todo está limpio y en su sitio, todo está como recién pintado. Pero sobre todo es un hombre sensible que ama su barco. Solo alguien así puede cubrir la borda de popa con esa colcha, una mezcla de adorno y abrigo, de orgullo y protección, como se hace cuando se cubren con un chal los hombros de la amada en una noche fría.

Tren de nubes

(Puente del Burro)
Algunos domingos de verano, al caer la tarde, cuando ya todos los veraneantes han regresado de las playas, las nubes juegan a cruzar el puente del Burro y por un momento parece que estuviera pasando a la otra orilla uno de aquellos viejos trenes de vapor.

La piedra perdura

(Museo arqueológico Nápoles)
El mármol habrá de durar todavía una eternidad.
El contrabajo en cambio debió devorarlo la polilla hace muchos años.


Perfect day

(Playa de Mazagón)
— Cariño, ya te dije que hoy el día no estaría de playa. Pero como nunca me haces caso…

Casa flaca

(Mérida)
La puerta, el número, la ventana, el canalón, la azotea, el tendedero,  todo en esta casa es estrecho, como si la presión de la moderna ciudad que la rodea la hubiera encajonado mortalmente hasta hacerla adelgazar de esta manera.
Si no fuera por la enorme parabólica, parecería una vieja casa de pueblo asomando a duras penas, anacrónica y nostálgica, entre las grandes construcciones impersonales del presente.

Primera flor

Es el cactus más diminuto de mi pequeña colección. Y llevaba días meditabundo e intranquilo, como acobardado ante la exuberante floración de sus hermanos mayores. Ahora, por fin,  ya se le ve orgulloso y feliz, como un niño mostrando su primer dibujo.

Molino de viento

(Sanlúcar de Guadiana)
Diríase que los pinos se apretujan detrás del molino como si quisieran esconderse de algo que los atemoriza desde el otro lado de la loma. Parece que los molinos de viento (aún sin aspas, como este) son proclives a provocar ensoñaciones nefastas, como aquellas que acontecieron al ilustre hidalgo y a su paciente escudero.

El ojo oculto

(Sanlúcar de Guadiana)
Parece un inocente espejo instalado en una esquina para facilitar el tráfico de vehículos, pero no. Es una cámara sutilmente camuflada que vigila constantemente los movimientos de los ciudadanos y graba todo lo que ocurre en la calle. Nótese con qué disimulada naturalidad está conectada a ese bidón rojo con aspecto de depósito de agua donde se guardan los dispositivos electrónicos de grabación y almacenamiento de imagen.

Mutantes

Me mataba la curiosidad, lo confieso, pero no pude reunir el valor suficiente para acercarme a ver qué clase de criatura podía estar dormitando en el interior del cochecito rojo.

Simetrías

Simetría globo-sindical u obrera globalizada.

Jazmín

(Vejer)
Un jazmín frondoso es como un redondo firmamento verde plagado de blancas estrellas generosas y fragantes de un aroma intensamente dulce. Lástima de ese pataje zambo y famélico que le hace parecer casi apesadumbrado bajo el peso de su exuberante fronda. Pero los jazmines son así, se olvidan de engrosar el tronco y centran todos sus esfuerzos en la producción incesante y voluptuosa de ese tupido follaje salpicado de embriagantes flores.

Detrás de las ruinas

(Baelo Claudia, Cádiz)
Detrás del orgullo solemne e intemporal de cualquier monumento antiguo, detrás de la belleza y la majestuosidad de su factura, se agazapa siempre un lejano rumor que me conmueve, como si aún pudiera escucharse entre las magníficas columnas el lejano lamento de todos los hombres, anónimos e insignificantes, obreros o esclavos, que gastaron sus miserables vidas extrayendo, cincelando, puliendo y transportando cada una de esas descomunales piedras.

Sombra y farol

(Alhambra)
Es curioso, incluso turbador, ver cómo la sombra de una rama sobre el viejo muro parece fundirse con el soporte del farol dando continuidad al arabesco que lo adorna.