Una imagen, a veces, puede valer más que mil palabras, pero en algunas ocasiones ocurre lo contrario y son las palabras las que exprimen la imagen para rescatar de su hierática quietud un pequeño detalle escondido o una fantasía que la redime del mero retrato de lo cotidiano.
La piedra perdura
(Museo arqueológico Nápoles)
El mármol habrá de durar todavía una eternidad.
El contrabajo en cambio debió devorarlo la polilla hace muchos años.