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(Puerto de Santamaría) |
La techumbre recuerda vagamente el armazón de un viejo barco escorado. Las vigas principales del alpende se alinean dócilmente sobre la gruesa viga maestra como yacentes capiteles asomados a la frescura del patio donde el pesado entramado de la cubierta que soportan vierte el agua de la lluvia y da fresca sombra sobre el aroma dulce de los limoneros y la parra. Madera vieja, tosca, desbastada apenas por el rudo artesano. Madera surcada de duras estrías y de nudos retorcidos donde todavía habita de algún modo el recuerdo adormecido del bosque y un lejano susurro de hojas temblorosas mecidas por el viento.