La higuera

(c/ Martín Vázquez, Huelva)
Empezó plantando una higuera en el patio para darle sombra en verano, después se fue abandonando con la poda, el árbol creció y creció sin descanso y al final acabó no sabiendo qué hacer con tantos higos. Hizo postres de higos, mermelada de higos, conservas de higos, le dio higos a la familia, a los vecinos, le dio higos a toda la calle y a las calles adyacentes, los regalaba, tiraba sacos de higos a los contenedores de la basura cuando todos dormían… pero no daba abasto y los higos seguían cayendo, hasta que acabó sepultado por toneladas de higos y por las toneladas de la mierda de los pájaros que venían a comérselos, y tuvo que abandonarlo todo finalmente y marcharse, insomne y ahíto de higos, a otra casa que no tuviera patio ni árbol alguno en varios kilómetros a la redonda.