Una imagen, a veces, puede valer más que mil palabras, pero en algunas ocasiones ocurre lo contrario y son las palabras las que exprimen la imagen para rescatar de su hierática quietud un pequeño detalle escondido o una fantasía que la redime del mero retrato de lo cotidiano.
Soledad
Qué despacio se anda cuando no se tiene a dónde ir, cuando nadie te espera, cuando todo lo que tienes cabe en una pequeña mochila.
Qué triste debe ser esa primera vez que te paras junto a un contenedor de basura y miras a tu alrededor, indeciso y desesperado, avergonzado de tener que buscar ahí dentro algún mendrugo que llevarte a la boca.